Dímelo leyendo

Mis dos mamás momias, de David Mateo. Presentado por Rebombori Cultural.

La familia es una estructura diversa. En su definición no puede encajarse únicamente el modelo biparental y heterosexual que ha marcado la concepción tradicional de la misma durante muchos años. 

Todo esto, diréis, es algo que ya sabemos, algo que conocemos, algo con lo que convivimos, algo que vemos con total normalidad. Pero hoy, con la llegada de este cuento que reseño es momento de preguntarse, ¿es realmente así? 

Muchos niños y niñas siguen sufriendo un trato diferente por venir de una familia que algunos aún consideran anormal. Esto es justamente lo que le pasa a Susanita, la pequeña momia protagonista del cuento Mis dos mamás momias, que presenta Rebombori Cultural. Su autor es David Mateo Escudera y cuenta con las ilustraciones de Ferran Cabezas. Pero Mis dos mamás momias es además un proyecto transversal, pues también se presentará en formato Cuentacuentos y además tiene un CD con canciones originales.

He tenido la suerte de poder leer este cuento, aún sin publicar, en el que la protagonista tiene que soportar a diario las burlas de sus compañeros de clase por no tener papá sino dos mamás. Los compañeros de clase de Susanita no paran de chincharla y ella ya no sabe qué hacer. Se siente triste y marginada. Es entonces cuando las dos mamás de Susanita le harán ver que las tres juntas son una familia, al igual que lo son las de sus compañeros. Una familia en la que lo más importante, como en todas, es el amor entre sus miembros.

Y yo, que quiero ir un poco más allá, me pregunto, ¿por qué los compañeros de Susanita se burlan de ella? ¿Por qué se ríen de que no tenga un papá? Si algo te enseña trabajar con niños que están en la primera infancia es que la maldad no forma parte de su forma de ser. Los niños pueden pegarse, enfadarse o quitarse los juguetes, pero nada de ello responde a una idea premeditada ni a la intención de hacer daño. Las burlas, que por su propia forma requieren de esta intención dañina, no existen en una escuela de educación infantil de primer ciclo. En los primeros años de vida tampoco hay la idea de que solo existe una forma correcta de familia, de color de piel, de hablar, de sentirse o de ser. Para los niños todo es normal, natural. 

Un niño pequeño que ve como digna de burla a una familia, cualquier tipo de familia, por no ajustarse al canon tradicional (y anticuado y discriminatorio, dicho sea de paso) de lo que esta debe ser, es un niño que lo ha aprendido así. Que sí, que el entorno marca mucho, que las malas compañías son lo peor y lo que queramos decir; pero a edades tan tempranas esas compañías y ese círculo cercano lo marcamos la familia y los educadores. 

La estructura del cuento ahonda, con mucho sentido del humor, en la capacidad de las madres de la momia Susanita para hacer todo lo que sea necesario por su hija. Kika y Maruja  pueden convertirse en piratas, guerreras o pilotos espaciales. Y es que Susanita va a vivir un montón de aventuras que, aunque son fascinantes también dan un poco de miedo, y necesitará que sus mamás la ayuden para salir airosa de ellas. 

A los niños les encantará acabar el libro y descubrir… ¡Que no se ha terminado! Y es que la forma que el autor ha dado a la narración hace que leerlo sea también toda una aventura llena de sobresaltos. ¿Cuántas aventuras tendrá que vivir la momia Susanita? Tendréis que leerlo para averiguarlo.

Como dice Rebombori Cultural, han diseñado este libro para educar en valores de igualdad y tolerancia a los niños y niñas, y a los adultos también. Ya sabéis que yo siempre defiendo que un cuento tiene que tener valor literario por encima de cualquier otra intención, y con Mis dos mamás momias los niños se lo pasarán en grande leyéndolo, más allá de su mensaje. En estos momentos se encuentran en busca de ayuda para poder publicar, y han puesto en marcha una campaña de crowdfunding en la que piden la ayuda de todos para sacar a la luz esta historia que visibiliza las homofamilias. 

Es el momento de que los adultos reconozcamos que nuestro papel es decisivo. Ojalá cuentos como este nos sirvan para pensar, simplemente para reflexionar sobre qué transmitimos a los niños y replantearnos, si así lo creemos conveniente, nuestra forma de actuar y comportarnos con ellos. No nos olvidemos de que somos su principal referente y su ejemplo, al menos durante unos cuantos años. Esto es a la vez un privilegio y una responsabilidad de que la debemos ser dignos.