Dímelo leyendo

De qué hablamos cuando hablamos de literatura infantil.

Los adultos tenemos una idea de la literatura que no se corresponde en absoluto con una realidad mucho más rica y compleja de la que suponemos. El hecho de que la vida adulta suela centrar, por diversos motivos, la literatura que consumimos en formatos poco variados nos ha hecho olvidarnos de lo cuantiosa que es. La literatura infantil en concreto es un campo fascinante y tremendamente determinante en la educación de los niños. ¿Literatura infantil? Pero si los niños pequeños no saben leer. De 0 a 3 años hablar de literatura no tiene sentido ¿O sí? Claro que sí. Sólo tenemos que ampliar nuestra visión de lo que es literatura.

En primer lugar toca desechar la trasnochada relación que atribuye a la literatura un carácter exclusivamente escrito. La literatura comprende tanto la transmisión escrita como la oral, por lo que no podemos dejar fuera de la lista canciones, retahílas, nanas y demás opciones que forman una parte tan importante de los primeros años de vida de un niño. No en vano los beneficios de la literatura oral abarcan desde el desarrollo del habla del niño hasta el imprescindible vínculo afectivo con sus padres. ¿Quién no ha visto esa carita atenta y esa sonrisa del bebé cuando mamá canta una nana? 

Una vez hemos incluido la literatura oral como parte imprescindible de la tradición literaria toca aprender a apreciar la expresión literaria como tal. En efecto, al igual que existe una expresión musical o plástica, existe una expresión literaria. Si limitamos el carácter de la literatura al de su recepción estaremos eliminando todos los beneficios que una sana expresión literaria contiene. El niño no puede ser sólo receptor sino que, dentro de sus posibilidades, debe poder expresarse. Pueden hacerlo cantando, chapurreando palabras, imitando, interpretando escenas, cambiando argumentos, preguntando… En definitiva, participando.

A todos los niños les gusta la literatura. Así de sencillo y de claro. Nunca os encontraréis con un niño al que no le guste un buen cuentacuentos o una bonita historia. Nuestro trabajo consiste en ofrecérsela, en asegurarles el acceso y el disfrute libre de la misma, siendo sus acompañantes en el descubrimiento de ese increíble universo. Eso sí, los niños son pequeños, pero no tontos. Les gusta la literatura, pero la literatura de calidad. Creer que van a conformarse con cualquier cosa es un error, al igual que pensar que todos los tipos de narrativa sirven para todo el público infantil. A pesar de su corta edad, comienzan desde temprano a mostrar sus gustos y preferencias, por lo que tenerlas en cuenta puede ser un gran aliado a la hora de fomentar su interés. 

Y no hay otro modo de seleccionar ni trabajar el campo literario con los niños que el de leer. Todo educador, padre, familiar, amigo o cuidador que pretenda experimentar esta faceta con un niño tiene que asumir el trabajo que supone seleccionar el material adecuado. Suya es la suerte de poder compartir con un niño momentos en los que la literatura es la protagonista y suya es también la obligación de hacerlo de forma meditada y responsable. Aprovecha, disfruta y aprende. Díselo leyendo.